24 mayo 2014

Música tradicional asturiana en Quintes y Quintueles

Francisco Rodríguez Buznego es vecino de Quintes y acaba de publicar un trabajo  de Etnomusicología para la Universidad de Oviedo.
Francisco Rodríguez Buznego
Siempre hemos sentido curiosidad por la música y el folclore asturiano, así como su historia y costumbres. Hoy aprovechamos para publicar este trabajo de Francisco que resalta la importancia y la vinculación que ha tenido la música regional con la zona. Dado que es un libro de varias páginas y resultaría complicada su publicación aquí, vamos  a resumir con Francisco  las conclusiones finales de su trabajo sobre la música tradicional asturiana en Quintes y Quintueles.  
Para empezar nos dice que el motivo principal que le llevó a elegir este tema para presentar en la universidad, fue su afición por la música y costumbres asturianas, así como su condición de   vecino de Quintes que le dio facilidades en la investigación.
Francisco, tu afición por la música queda patente en este libro de 25 páginas que divides en dos etapas PASADO Y PRESENTE, ¿Crees que se le prestó  y se le presta  suficiente atención a la música y al folclore asturiano?
Bueno,  hay zonas en Asturias que si se le presta atención y en otras menos, de todas formas después de este trabajo he descubierto que Quintes, Quintueles, y la Mariña en general han sido siempre  fuente de grandes artistas en el baile y en la música regional. Recordemos a Joselín, de Quintueles, a Serafin y Les Xanines de Quintes o Los Xustos que salieron de Castiello de la Marina. Creo que todos ellos contaron y cuentan con la atención del público, pero quizás falte más apoyo  desde las administraciones para promocionarlo. Además observo que en la actualidad hay muchos jóvenes aficionados, una buena cantera que viene pisando fuerte y que por supuesto llegan más preparados.
Después de este trabajo   ¿Qué conclusiones tienes sobre la música regional en Quintes y Quintueles?
En primer lugar, creo que Quintes y Quintueles a principio del siglo XX eran dos pequeñas poblaciones rurales que tenían malas comunicaciones con las poblaciones más cercanas, Villaviciosa y Gijón. Así que a las  fiestas de Santa Ana, San Sebastián, San Antonio, San Bartolomé y Granderroble, se desplazaban desde diferentes lugares de Asturias gaiteros, tamboriteros y grupos de baile. En aquella época era la única forma de escuchar música, solo había  gramolas en Venta de la Esperanza, en casa Laureano y en Casa Kico.
Supongo que eso creaba afición, sin ir más lejos, en aquel momento tuvimos dos figuras que llegaron a ser importantes en Asturias
Tambor y gaita en casa Kilo
Efectivamente eso creaba afición entre la gente, tenemos el ejemplo de Serafín Álvarez, que durante el servicio militar se integró en la banda de música  aprendiendo los ritmos y patrones de golpeo que se usan en el ejercito. Una vez de vuelta, llegó a ser la figura más representativa en la zona de Les Mariñes y tuvo una gran importancia en toda Asturias como lo demuestra el haber sido proclamado en 1971 tamboritero mayor en el II Memorial de Tambor en la Abadía de Cenero.
Serafín comenzó haciendo pareja con Rogelio Rea otro buen gaitero de Arroes y con quien improvisaba actuaciones en casa de Evangelista, padre de Javier, donde se sumaba gente a bailar y cantar. Participaba en casi todas las romerías de la zona y ocasionalmente con la agrupación folclórica Los Xustos.
Nuevos músicos de la zona
Otra gran figura de la época, fue José Rendueles, el gaitero de Quintueles, que descubrió un enorme interés por la gaita cuando era un niño. A los 8 años, Joselín, como popularmente se le conocía, iba de romería en romería observando y escuchando a los gaiteros, hasta que se fabricó una gaita de cañavera y pasó a la práctica. A la edad de  22 años  compró una gaita luego otra y finalmente se compró la de El Busdongo con la que ganaría el titulo de Gaitero Mayor de Asturias en 1960. Al igual que Serafín, era insustituible en la mayoría de romerías y fue durante años el gaitero oficial del Grupo Los Xustos.
Por su vecindad y amistad, Joselin y Serafín, acabaron formando una de las parejas más recordadas de la música en Asturias de aquella época. Serafín falleció el 18 de Noviembre de 1971 a los 71 años y Joselín el 25 de Diciembre de 1976 a los 89 años.
Entre las piezas más famosas que tocaron destacan por parte de Serafín, “La Marcha del Tren” que imita el sonido del convoy al acercarse. Son dos floreos muy parecidos entre sí. Comienza con una o dos notas adornadas o apuntilladas que se van acelerando, rebotando primero y luego cerrando con la mano izquierda.
Joselin tocó todo tipo de repertorio, como valses, pasodobles, habaneras, jotas, muñeiras y alboradas en las que destacó sobre todo con “la Alborada de Veiga”, y que precisamente  contribuyó a popularizar con su versión “la Alborada de Rendueles”.
Hoy aun se conservan varias grabaciones de ambos músicos gracias al folclorista “Javier el de Arroes” que los seguía con su grabadora por fiestas y romerías.
Aparte de Serafín y Joselín ¿cómo  vivía antiguamente la música asturiana  la gente?
Grupo de baile LES XANINES
Era muy habitual ver cantar tonada a los vecinos cuando se reunían en los bares de la zona, entre los que podemos enumerar Casa Kilo, Casa Lozana, Casa Eladio y Casa Kico en Quintes o el Bar El Polainu, Casa Nicasia, Casa Adriano o el Tropezón, Bar el Recreo, Casa Koty y Casa Ciprión en Quintueles.
Debemos tener en cuenta, como ya decíamos anteriormente, que en las casas no había música, se aprendía viendo cantar en las fiestas y luego se practicaba mucho cantando en romerías, en los bares o durante las labores del campo.
No quiero olvidar tampoco al grupo de baile Les Xanines, formado en 1976 por Conchita Álvarez, para promocionar el baile regional en Les Mariñes.
En 1982 se ponen al frente del grupo Marisol Fernández, que se encarga del mantenimiento económico y Mariví Diaz que dirige los ensayos.
La abnegada labor de estas dos personas durante más de treinta años, las convierte en un referente del folclore y del baile regional en Villaviciosa.
Gracias Francisco y enhorabuena por tu trabajo.
QUINTES Mirador del Cantábrico