23 octubre 2013

La Guadaña ha sido una de las herramientas más antiguas utilizadas por los agricultores

La llegada de los medios mecánicos la ha llevado al desuso, aunque sobrevive en muchas zonas rurales gracias a los nostálgicos y, en algunos casos, a la configuración o dificultad del terreno. 
La Guadaña
A simple vista podría decirse que este elemento resulta inútil en la actualidad. Pero durante años fue una de las herramientas más útiles del mundo al permitir cortar la maleza y sembrar cereales. En un día, un solo trabajador podía dejar limpias grandes superficies. 
Esta herramienta parece sencilla de fabricar pero se tenía que construir según reglas bastante precisas para que su empleo produjera buenos resultados. La guadaña se compone de una cuchilla y un mango de madera llamado astil con asa de agarre. La cuchilla tiene forma de arco de gran radio, que se prolonga en punta por la extremidad libre. Asimismo, también fue usada como un arma en numerosas rebeliones. La primera versión de la guadaña tiene alrededor de 5.000 años. Recién en el Siglo XII, los agricultores europeos crearon una versión muy parecida a la actual. 
Figura de la muerte
La guadaña también representa la figura de la muerte, la cual comúnmente se utiliza o representa con la imagen de un espectro con capucha de color negro que porta en sus manos una guadaña en forma amenazadora, se le adjunta este significado por el hecho de que el instrumento se utiliza para segar la hierba y representaría la acción de segar las vidas de los seres humanos. 
Cabruñar y afilar son dos acciones necesarias para procurar un buen corte de la guadaña. Como ya decimos al principio, este arte también se va extinguiendo con la guadaña debido a las nuevas generaciones de herramientas modernas. 
Publicaremos en otro momento la técnica empleada para conseguir un buen resultado a la hora de cabruñar o afilar la guadaña. 
Os dejamos abajo a dos antiguos vecinos con la tradicional herramienta.
QUINTES Mirador del Cantábrico



Emilio Carriles segando delante casa en el barrio Cimavilla
Foto cedida por Anselmo Carriles
David Tuero con todo lo necesario para una jornada de siega.
Foto cedida por Angelita Pidal