01 marzo 2013

Cuando lo normal es correr

Maica Rodriguez, que estuvo a punto de dejar el atletismo por una trombosis en un gemelo en 2009, lucha contra el dolor para volver a sentirse competitiva
Maica Rodríguez Suárez nació en Quintes (Villaviciosa) el 16 de mayo de 1985. Empezó a practicar atletismo con 9 años en el colegio Laviada de Gijón, del que pasó al club Esnova, ahora Gijón Atletismo, con David Méndez como entrenador. En 2006 fichó por el equipo de la Universidad de Oviedo y empezó a entrenarse con Aquilino Castaño. Fue cinco veces campeona de España de 1.500 metros en categorías inferiores, participando con la selección en tres encuentros internacionales y en tres mundiales de cross.
Gijón, Mario D. BRAÑA
Desde pequeña, Maica Rodríguez se había acostumbrado a las lesiones, como si fueran un peaje obligado del atletismo. Pero el dolor y la hinchazón en el gemelo de la pierna derecha, mientras estudiaba una noche tranquilamente en su casa de Quintes, ya superaba todo lo soportable. El ingreso en el hospital de Cabueñes le encaró con la cruda realidad de un diagnostico con nombre muy feo: trombosis venosa profunda. Tras el susto inicial, los médicos intentaron tranquilizar a esta mariñana de Quintes que ahora tiene 27 años: podría volver a hacer vida normal. El problema para Maica es que correr es básico en su normalidad. En ello está.
Maica Rodriguez y el atletismo se encontraron, como ella misma reconoce ahora “ un poco por casualidad”. Era una de las actividades extraescolares de su colegio, el horario le venia bien y, sobre todo, empezó a ganar muy pronto. Destacó tanto que no tardo en echarle el ojo David Méndez, un entrenador tan exigente como reconocido por sus éxitos: “ con el conseguí medalla en cinco campeonatos de España de 1500, me seleccionaron para tres encuentros internacionales y fui a tres mundiales de cross. Y con 17 años me metí en una final del campeonato de España absoluto”.
Así que tanto esfuerzo, al menos durante un tiempo, le mereció la pena. Ni siquiera le afectaba la renuncia a diversiones propias de los adolescentes para rendir en los entrenamientos y las competiciones.” Yo siempre digo que correr no solo te trasporta, sino que te transforma. Tienes que ganarte a ti misma “, suelta Maica para dar idea de lo que significa para ella el atletismo, del que descubrió una nueva dimensión a partir de 2006, cuando cambió de entrenador: “Hasta ese momento tenia demasiada presión. Con Aquilino Castaño vengo con una sonrisa a entrenar, me hace disfrutar del atletismo. Para el, lo primero es el estudio”. Siguiendo el consejo, Maica Rodríguez, se matriculó en Educación Fisica por Educación Especial, ademas de fichar por el Universidad de Oviedo. Los entrenamientos y los estudios llenaban su vida hasta que un día de febrero de 2009 todo cambió. “Estaba en casa preparando un exameny me empezó a doler el gemelo, que se me hinchó muchísimo. Me pasé toda la noche sin dormir, así que al día siguiente tuve que ir al hospital”. En Cabueñes, lo que Maica imaginaba una nueva lesión se convirtió en una enfermedad conocida como trombosis venosa profunda: “Tenia un coagulo de muy grande en el gemelo, tanto que a los tres meses no se me había diluida”.
Como el tratamiento con Sintrón no daba resultado, los médicos le plantearon a Maica Rodríguez la intervención quirúrgica, lo que podría suponer el final de su carrera deportiva: “Tuve la suerte de que el doctor Nicolás Terrados se preocupó de buscar alternativas para que quedase bien para el atletismo”.
Y ahí sigue, cuatro años después, plantando cara al conflicto entre lo que pide su cabeza y las señales que le envía el cuerpo. En un primer momento intentó cumplir escrupulosamente los consejos de los médicos, aunque no pudo evitar la tentación: “Un día intenté correr y a los cinco minutos tuve que parar por el dolor. A veces no podía ni subir escaleras”. Fueron seis meses de atención máxima, incluso en cualquier detalle de la vida diaria: “Como tomaba mucho Sintrón tenia mucho miedo a un accidente. Una vez me corté con un folio en un dedo y no paraba de sangrar”.
Con el apoyo del entrenador y los compañeros, Maica ha vuelto a sentirse atleta, aunque no puede dedicarle todo el tiempo, ni con la intensidad que quisiera: “Manda el gemelo”. Echando la vista atrás concluye que “es una maravilla poder salir a correr cada día”, aunque admite que “a veces me frustro cuando quiero hacer una serie más y no puedo por el dolor”. Mientras intenta volver a sus mejores marcas, Maica Rodríguez disfruta de nuevo del atletismo y de su otra gran vocación, la enseñanza, como profesora de Educación Física en el colegio Inmaculada: “Intento transmitir a los niños algo que les sirva para su formación. Para mi es un regalo”. 
Noticia extraída de: http://www.lne.es/