11 mayo 2012

Ampliación de la escuela de Quintes



           Se supone que cuando una administración pública destina el dinero del contribuyente a un determinado proyecto, lo hace con el propósito de mejorar la vida de la gente, tesis generalmente aceptada,  si bien como todas las tesis,  necesite posterior demostración.
          Y dicho lo dicho, solo añadir que van ya para ocho, los años que se abrió la conexión de la salida de Gijón en dirección Santander con la autovía del cantábrico, que como cabía suponer, ha convertido a la comarca de las Mariñas en uno de los más deseados extrarradios de la ciudad más poblada de Asturias. Y como es natural, siguiendo el rastro de la autovía,  la zona ha visto incrementada de forma exponencial su población infantil, en beneficio de todos, se supone, excepto de los contribuyentes que necesitan una escuela  más grande que albergue en sus aulas a sus hijos más pequeños.
          Y es por ello que los vecinos de la zona vienen  reclamando con  santa y creciente indignación, la ampliación de la escuela, razón que argumentan en un hecho tan simple y fácil de comprobar como que los niños, no caben en la escuela. Así de sencillo. Y como no caben, la autoridad competente ha decidido almacenar a los niños sobrantes en un contenedor, adecuado al caso, es cierto, pero en un contenedor. Y es que, en ocasiones, la autoridad competente actúa a modo de burladero,  como elemento de camuflaje y refugio para no dar la cara delante del toro. Porque si la escuela no tiene capacidad para albergar a los chavales, la salida no está en buscar un burladero, llámese contenedor, sino en hacer una escuela más grande.
          Y cuando parecía que las dos administraciones competentes, municipal y autonómica, felizmente se habían puesto de acuerdo para llevar adelante sin mayor demora la tan demandada ampliación de la escuela de Quintes, pues resulta que se convocan, seis meses después de la última elección, nuevas elecciones autonómicas y en consecuencia,  los responsables de la cosa pasan a estar en funciones, que es una manera de no estar. Y así, de vuelta a la teoría del burladero.
          Así que otra vez,  una vez despejadas todas las incertidumbres legales sobre quien tiene mejor derecho a mandar, no cabe otra que seguir esperando el advenimiento de la nueva administración autonómica para saber en qué acaba la ampliación de la escuela de Quintes.
          Y ya van para ocho años…
 Noticia extraída de: http://www.elcomercio.es/